martes, 16 de septiembre de 2014

Muy importante


Fabricar y vender colchones. Parece que todo vale.


Si uno se pone en el lugar del particular dispuesto a comprar un colchón, resulta complicado llegar a saber qué demonios le ofrecen, y más aún, llegar a creer algo de lo que le dicen.

colchones de mercado

En los últimos 20 años hemos experimentado dos cosas que han hecho más atractivo y dinámico el negocio del descanso. Por un lado el público se concienciaba de la importancia de un equipo de descanso de calidad, al tiempo que crecía su nivel adquisitivo. Por otro lado, esa nueva concienciación traía la certeza de que los colchones no son eternos, al menos no lo son sus efectos beneficiosos, por lo que cada vez es más frecuente la renovación de los colchones, tras un periodo de vida prudencial de siete a 10 años.

Puede que este atractivo especial en un producto al alza en precio y rotación esté detrás de la proliferación exajerada de empresas, y en consecuencia, de la impresentable oferta que en muchos casos nos encontramos. Puede también que la tendencia de los últimos años hacia los colchones sin muelles facilitara la entrada y la creación de marcas de todo tipo, muchas de ellas de dudosa credibilidad y pocos escrúpulos. (Y si era fácil montar una fábrica con una máquina de coser fundas y un almacén, qué vamos a decir de montar una tienda). Pero sea como sea, el caso es que se ha llegado al nivel actual de sobreinformación desinformadora, de falsedad, de malas prácticas comerciales y en definitiva de incertidumbre para el potencial comprador.

Si analizamos las particularidades de este producto en cuestión, veremos por una parte que es un producto cerrado en la mayoría de los casos, algo que no ayuda a la transparencia y la honestidad. Pero también vemos, si profundizamos un poco, que no hay ninguna regulación específica, a pesar de que en muchos reclamos comerciales, se utiliza una imagen que asocia a los productos del descanso con temas médicos, terapéuticos, etc.

Eso es básicamente lo que debe saber un consumidor. Que en el negocio de vender colchones, todo vale actualmente. Que ni siquiera los parámetros de firmeza o densidad están controlados; cada fabricante determina cuál es su firmeza baja, alta, o máxima, a qué llama suave y a qué no, incluso que el fabricante puede fabricar y poner como especificaciones lo que quiera el comerciante de turno si le compra bastante. Debe saber que hay palabras literalmente inventadas, sellos de calidad y certificación también inventados o inútiles, y desde luego mensajes publicitarios muy cuestionables.

Con esto debería ser suficiente para que el comprador esté alerta, y en todo caso entienda que uno de los pocos factores verdaderamente diferenciadores, será decidir bien en quién va a confiar para que le fabrique o venda su equipo de descanso. Después de eso, decidir el presupuesto al que puede llegar, y permitirse lo mejor en cada caso. Por suerte no todo el mundo es igual, quedan fabricantes serios y comerciantes profesionales que intentan presentar una alternativa digna entre tanta locura de oferta.


Estos comentarios que comparto, estan recogidos basicamente del blog de mueblipedia.